El turismo ya no se mide solo por destinos o temporadas. Hoy los viajeros se dividen por generaciones, por hábitos y por formas muy distintas de entender el tiempo libre. Mientras los más jóvenes viajan más seguido —aunque con menos presupuesto—, los mayores lo hacen menos, pero gastan más. En Argentina, la brecha entre el deseo de viajar y la capacidad de hacerlo revela mucho más que una tendencia: es un síntoma de época.

 

A veces uno mira las redes y se pregunta…
¿de dónde saca la gente la plata para viajar tanto?
Porque en Argentina —seamos sinceros— parece que nadie trabaja, pero todos viajan. 😄

Y ahí empieza la gran historia de los viajeros por generación.

Los datos mundiales son claritos: los que más viajan son los Millennials, entre los 28 y los 43 años, y la Generación Z, de 18 a 27.
Viajan más seguido, aunque con menos presupuesto.
No van detrás del lujo, sino de la experiencia.
De algo que puedan vivir, fotografiar, compartir… y sentir que les pertenece.

 

En cambio, los mayores de 44 o 50 años, la Generación X y los Baby Boomers,
viajan menos veces al año, pero cuando lo hacen —lo hacen bien—.
Buscan confort, tranquilidad, seguridad…
y muchas veces viajan para celebrar, o para darse ese gusto postergado.

 

En el fondo, todos buscamos lo mismo: salir un rato del ruido,
descubrir algo nuevo, sentirnos más livianos.
La diferencia está en cómo se vive el viaje.
Para los jóvenes, es identidad.
Para los adultos, es recompensa.

Y claro… la pregunta del millón sigue flotando:
¿de dónde sale el dinero para viajar?

Bueno… muchos recurren a cuotas, low cost, promos, o simplemente creatividad.
Otros —los que pueden— planifican y ahorran.
Y hay quienes lo hacen casi como una forma de resistencia emocional:
no tengo para ahorrar, pero para viajar… siempre aparece algo.

 

Tal vez ahí esté la clave:
viajar no es un lujo, sino una forma de seguir creyendo en algo lindo,
aunque sea por unos días.

Y esa necesidad de creer, de moverse, de mirar el mundo con ojos nuevos…
nos atraviesa a todos, sin importar la edad, el bolsillo o el destino.

 

 

Por Turismo TV, soy Gabriela Marinelli.
Nos seguimos escuchando… y ojalá, también, viajando. 🌍🎧

 

Cambios generacionales que reescriben el mapa del turismo

 

En los últimos años, el turismo dejó de ser un privilegio ocasional para transformarse en una forma de identidad. Millennials (de 28 a 43 años) y Generación Z (de 18 a 27) encabezan las estadísticas de viajes a nivel global. Según McKinsey, son quienes más veces al año se desplazan —aunque por menos días y con presupuestos más acotados—, priorizando experiencias intensas, autenticidad y contenido compartible.

Para ellos, viajar no es descansar: es vivir. Documentan, suben, opinan. Buscan gastronomía local, entornos naturales, escapadas cortas, festivales, aventuras o estadías que les permitan combinar trabajo remoto y ocio —el famoso workcation.

En cambio, la Generación X (de 44 a 59 años) y los Baby Boomers (de 60 en adelante) viajan menos seguido, pero con mayor poder adquisitivo. Prefieren confort, seguridad, servicios organizados, destinos tranquilos y experiencias culturales o gastronómicas sin sobresaltos. Para muchos de ellos, el viaje sigue siendo un premio merecido, no una necesidad vital.

 

Los destinos que mejor dialogan con cada generación

 

A nivel mundial, los grandes polos urbanos como Londres, Estambul, París o Bangkok siguen concentrando millones de visitantes. Pero crece, a la par, una tendencia más humana y sostenible: el turismo de pueblos y regiones con identidad, donde la experiencia se percibe como auténtica.

En Argentina, los datos de búsquedas y reservas reflejan esa diversidad.

• Gen Z y Millennials prefieren Bariloche, Mendoza, Córdoba y el Norte Argentino, con fuerte presencia en redes, propuestas jóvenes y opciones accesibles.

• Generación X y Boomers siguen eligiendo Buenos Aires, Mar del Plata, Ushuaia, Salta y Misiones, valorando el confort y la logística.

Lo curioso es que el turismo interno argentino está sostenido, sobre todo, por segmentos medios y medios-altos, que priorizan experiencias de corta distancia para “escaparse” del día a día sin gastos internacionales.

 

 La gran pregunta: ¿de dónde sale el dinero para viajar?

 

La pregunta suena con humor, pero encierra una verdad profunda. En un país con salarios bajos y alta inflación, viajar se convirtió en una forma de resistencia emocional. Muchos argentinos priorizan el viaje aunque tengan que financiarlo en cuotas, usar ahorros o resignar otros consumos.

La encuesta EVyTH del Ministerio de Turismo muestra que los viajeros argentinos promedio pertenecen a los tramos de 25 a 55 años: edades económicamente activas. Pero, atención, el turismo juvenil también crece: los menores de 30 años viajan más de lo que su ingreso permitiría. Lo logran con promociones, low cost, alojamientos alternativos, intercambio, o simplemente, con creatividad.

El humor social es claro: “No tengo para ahorrar, pero para viajar siempre aparece algo”. Y ese algo —una escapada, una experiencia, una foto con vista al mar— se volvió el símbolo del bienestar posible.

 

 Entre la experiencia y el bolsillo: el nuevo lujo

El lujo, para las nuevas generaciones, ya no se mide en estrellas, sino en libertad. Poder elegir el destino, el momento y la compañía es el nuevo privilegio.

• Millennials y Gen Z valoran la personalización y la autenticidad. Prefieren una cabaña con vista a la montaña antes que un hotel cinco estrellas.

• Boomers y Gen X siguen apostando al confort clásico, pero cada vez más buscan viajes “significativos”: enoturismo, patrimonio, historia, rutas culturales.

Esa diferencia redefine la oferta turística. Los destinos que entienden la lógica del “viaje con sentido” atraen tanto a jóvenes como a adultos, cada uno por motivos distintos.

 

En un mundo acelerado, viajar se volvió una forma de decir quiénes somos. Los más jóvenes lo viven como una necesidad vital; los mayores, como un premio o una pausa merecida.
Pero en ambos casos, el viaje actúa como una válvula emocional: el momento en que todo parece posible.

Y ahí está el punto en común que une a todas las generaciones. Detrás de las diferencias de edad, presupuesto o estilo, todos buscamos lo mismo: una experiencia que nos saque de la rutina, que nos devuelva una versión más liviana de nosotros mismos.

La única diferencia es el medio para alcanzarlo: unos lo hacen con una mochila, otros con una valija con ruedas. Pero todos, de alguna manera, seguimos creyendo que viajar —a pesar de todo— todavía vale la pena

Gabriela Marinelli Turismo Tv para  Noticias Argentinas de Radio Splendid