Viajar por los ojos de otros: el turismo del alma frente al marketing del viaje perfecto

Entre influencers que venden experiencias de fantasía y destinos que reorientan al turista con mapas estratégicos, el viajero moderno se enfrenta a una gran pregunta: ¿está eligiendo realmente adónde ir o simplemente siguiendo un guion ajeno?
✍️ Por Gabriela Marinelli, columna de Turismo TV para radio splendid
Hay algo que se repite una y otra vez cuando abrimos las redes sociales: playas turquesas, desayunos frente al mar, miradores secretos y frases inspiradoras que parecen prometer felicidad instantánea.
Los influencers de viajes nos invitan —con sonrisas perfectas y filtros aún mejores— a recorrer el mundo a su ritmo.
Pero detrás de esa estética impecable, muchas veces hay publicidad disfrazada, acuerdos con destinos, y un algoritmo que decide lo que creemos estar eligiendo libremente.
El resultado es un fenómeno fascinante y peligroso: ya no viajamos tanto para conocer, sino para reproducir lo que otros mostraron
antes.
Y, en el camino, perdemos la experiencia genuina.
Cuando el viaje se convierte en contenido
Hoy abundan los “10 lugares que no te podés perder” o los “7 secretos del destino más viral del año”.
Pero si uno los sigue al pie de la letra, puede terminar protagonizando escenas más desopilantes que soñadas.
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Te levantás a las 4 a.m. para ver “el amanecer más mágico del planeta”, y te recibe una nube gris con viento de bofetada.
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Buscás la taberna secreta del influencer y encontrás una fila de turistas que también vieron el mismo video.
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Subís al volcán con zapatillas llenas de polvo mientras en la foto ella aparece divina, con vestido blanco y sonrisa sin transpiración.
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Viajás tres días para ver una cascada que en verano es apenas un hilito de agua con una rana mirando en silencio.
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O te lanzás a comer el “plato típico que no podés dejar de probar”… y terminás con un safari farmacéutico.
Todo esto, claro, en nombre del “contenido”. Porque ahora el viaje se mide en likes, no en recuerdos.
Publicidad camuflada: cuando la inspiración tiene precio
Lo que muchos desconocen es que detrás de esos posteos maravillosos hay una maquinaria publicitaria aceitada.
Las marcas y los destinos pagan para que ciertas experiencias se conviertan en “deseables”.
El influencer lo muestra como si fuera un descubrimiento personal, pero en realidad está cumpliendo con una pauta de promoción que orienta el flujo turístico como una
brújula invisible.
Y esa brújula no apunta al alma del viajero, sino al interés de los que venden la experiencia.
El caso de España: cuando el turismo se volvió demasiado perfecto
España es un ejemplo emblemático de esta saturación.
Algunas regiones —como Barcelona, las Islas Baleares o ciertas zonas de Andalucía— reciben más turistas de los que pueden sostener.
Y el país tuvo que reaccionar con una medida tan ingeniosa como inquietante: crear un mapa estratégico para redistribuir el turismo, desviando a
los visitantes hacia zonas menos conocidas.
La idea, en principio, es noble: evitar la sobrepoblación y cuidar los destinos saturados.
Pero también abre un interrogante ético: ¿hasta qué punto los gobiernos, las agencias o los algoritmos nos están diciendo adónde debemos ir?
Si la publicidad nos empuja a ciertos lugares y los sistemas de control turístico nos redirigen a otros…
¿Dónde queda la elección del viajero?
El consumidor frente al embate
Ser turista hoy es un acto de resistencia.
Resistencia frente al exceso de estímulos, a la manipulación emocional y a la ilusión del viaje perfecto.
No se trata de renegar de los influencers ni de la tecnología —que también nos inspiran y nos informan—, sino de volver a elegir con
conciencia.
Preguntarnos si queremos estar en ese lugar o simplemente repetir una postal ajena.
Viajar, en definitiva, debería ser un acto íntimo, no un mandato digital.
Por eso, frente a esta era de saturación visual, quizás el verdadero lujo sea recuperar el turismo del alma:
ese que se mide en conversaciones, en silencios, en la emoción de descubrir algo sin que nadie te lo haya recomendado antes.
Viajar sin apuro, sin ranking, sin comparaciones.
Porque el mapa más valioso no está en Google ni en Instagram.
Está en la experiencia humana que ningún algoritmo puede programar.
Cobertura especial realizada por Turismo TV, con el análisis de Gabriela
Marinelli en calidad de enviada especial.
La nota refleja la mirada editorial del medio, que combina información, contexto y una lectura inteligente sobre los temas que marcan la agenda del turismo en Argentina y el
mundo.

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